jueves, 20 de marzo de 2014

Estudio de la función de responsabilidad social en la empresa española

La responsabilidad social corporativa o empresarial (RSC o RSE) está experimentando un resurgir en España y ello supone que la figura del profesional responsable de esta área –el dirse– está llamada a cobrar cada vez mayor importancia en las compañías.
Como toda área que no cuenta todavía con una larga tradición, la RSC debe afrontar barreras importantes. Es el caso de la suspicacia y falta de colaboración por parte de otros departamentos, la ausencia de notoriedad interna y externa y, especialmente, la preeminencia de mecanismos de decisión cortoplacista en las organizaciones.
El gran reto de las empresas en esta materia es comprender que la RSC tiene un enorme potencial para gestionar los riesgos a largo plazo, participar en la elaboración del plan estratégico de la compañía y focalizarse tanto en la identificación de oportunidades de negocio como en la medición del retorno. Si hay una lección que debería haberse aprendido de esta crisis es que la visión a largo plazo tiene una función capital no solo el crecimiento de una compañía, sino especialmente en su consolidación.


La responsabilidad social corporativa (RSC) es un término que, aplicado al ámbito empresarial, trata de una responsabilidad de carácter ético, entendida como la gestión responsable de las organizaciones empresarialesEn este sentido, es necesario destacar el Código de Buen Gobierno («code of good governance», en inglés). Es decir, el conjunto de recomendaciones sobre los principios y normas que deben inspirar el funcionamiento de las sociedades anónimas.

A partir de estas normas, cada empresa desarrolla sus respectivos programas de responsabilidad social. Desde un punto de vista práctico, entre los diferentes aspectos que suele abarcar la responsabilidad social de las empresas destacan los siguientes: 

  • los factores económicos y financieros de la actividad de la propia corporación
  • la responsabilidad hacia el medio ambiente (en el caso de la banca, las implicaciones sociales y medioambientales derivadas de su política de financiación, por ejemplo)
  • la satisfacción de los clientes (préstamos solidarios) 
  • la creación de valor por los accionistas (iniciativas que fomentan la participación de estos, más allá de la legislación de cada momento) 
  • las necesidades y aspiraciones de los empleados (formación continua, direccionamiento del talento) 
  • la relación con proveedores y colaboradores 
  • los efectos sobre las comunidades y los entornos en los que la empresa está presente.


Los índices de sostenibilidad son indicadores o familias de índices bursátiles cuyos integrantes, empresas cotizadas de todo el mundo, acreditan la gestión responsable a través de prácticas avanzadas en las distintas facetas que constituyen la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa.

Uno de los índices de sostenibilidad más relevantes en el ámbito internacional es el Dow Jones Sustainability Index (DJSI). Este indicador cotiza diariamente. Desde su lanzamiento en 1998, se ha convertido en uno de los principales exponentes de una corriente que se ha venido a llamar inversión sostenible o socialmente responsable. Como requisito a su entrada en el DJSI, las compañías deben someterse a un análisis conducido por una agencia independiente. Este índice se revisa una vez al año, en el mes de septiembre.

También existen otros índices, como el FTSE4 Good, un indicador que engloba a las empresas que cumplan con estos requisitos: trabajar por una sostenibilidad medioambiental; desarrollar relaciones positivas con las partes interesadas; y defender y apoyar los derechos humanos universales. Este índice no incorpora valores que estén relacionados con el tabaco, el armamento o la energía nuclear.

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