domingo, 5 de mayo de 2013

La química del amor y la ira

Este Carnaval propone escribir sobre la química, el cine y la música. Así que he pensado que nada es más cinematográfico y a nada se ha cantado más que al amor. Y bueno, tratándose de cine ahí está la violencia y la ira. He estado curioseando y aquí está algo de lo leído.
La Química del amor se refiere a un conjunto de reacciones emocionales en donde hay descargas neuronales (electricidad) y hormonales (sustancias químicas como dopamina y norepinefrina y bajos niveles de serotonina). 

El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la feniletilamina, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas. A este neurotransmisor, localizado en la región del cerebro llamada hipotálamo (eje hipotalámico-hipofisario-adrenal), se la conoce popularmente como "la molécula del amor". Ese estado de felicidad y euforia que manifiesta el enamorado está provocado por la mencionada molécula. Un estado que incluso puede provocar una cierta "ceguera" (el afectado se niega a ver los defectos de su enamorado), circunstancia provocada, por presentar elevados índices de feniletilamina.

La feniletilamina controla el paso de la fase del deseo a la fase del amor. Es un compuesto químico con un efecto poderoso, tan poderoso que puede volverse adictivo. Los dependientes de feniletilamina tienden a saltar de un romance a otro, abandonando su pareja tan pronto como el cocktail químico inicial se desvanece.

Pero la feniletilamina no es la única culpable. También juegan su papel la dopamina y la serotonina. El cerebro responde a la producción de feniletilamina con la secreción de dopamina (inhibe el apetito y actúa en la fase de atracción inicial por alguien, avisando al cerebro de la cercanía de esa persona deseada y centrando su atención en ella), norepinefrina y oxitocina, sustancias que provocan que los enamorados puedan permanecer horas absortos.

                                                                                                     Hipotálamo


Dopamina: Comúnmente se asocia con el sistema de placer del cerebro, dando lugar a sentimientos de placer y refuerzo que nos motivan a hacer ciertas actividades. Se libera a través de experiencias naturales placenteras, tales como el sexo o la comida.

Los estudios demuestran que la primera vez que nos enamoramos, los niveles de serotonina se desploman y los centros de recompensa del cerebro se inundan de dopamina. El efecto es similar al de una droga altamente adictiva. Crea fuertes vínculos en nuestras mentes entre el placer y el objeto de nuestro deseo. Al mismo tiempo, la serotonina afecta al estado de ánimo, que varía mucho durante la fase de enamoramiento dependiendo de si las expectativas creadas se ven o no colmadas.

Norepinefrina: otro neurotransmisor que induce euforia en el cerebro, excitando al cuerpo dándole una dosis refuerzo de adrenalina natural. Esto causa que el corazón lata más fuerte y la presión sanguínea aumente. Por ello parece que se nos sale el corazón o nos sudan las manos cuando vemos a alguien por quién nos sentimos atraídos.

File:Pituitary gland.gifOxitocina: se la conoce en ocasiones como "la sustancia química del abrazo". Esta hormona es mejor conocida por su papel en la inducción del parto estimulando las contracciones. Pero recientemente se ha observado que ambos géneros liberan esta hormona cuando se tocan y se abrazan, teniendo lugar un aumento máximo del nivel de oxitocina durante el orgasmo.
 
 
Hipófisis




La Química en el sexo

La química también interviene cuando la persona se siente atraída sexualmente por otra. Su cerebro envía una señal química a la hipófisis, provocando la liberación de hormonas sexuales (estrógenos y progesterona, por ejemplo).
Resultado de imagen de la quimica y el sexo
En consecuencia la respiración aumenta 30 ciclos por minuto, la sangre se "alborota" y acumula en sitios como los labios, las mejillas, la vagina y el pene, facilitando la excitación. El ritmo cardiaco aumenta hasta 100 pulsaciones por minuto, los pezones se ponen firmes y la glándula del timo segrega timina en mayor cantidad elevando el estado de ánimo. Una relación sentimental donde el factor pasión es preponderante, dura entre los 90 y 180 días como máximo.

La lujuria es impulsada por hormonas sexuales como la testosterona. También los niveles de la hormona del estrés (cortisol) y la feniletilamina hacen que las emociones aumenten cada vez más. Los hombres con más testosterona en la sangre tienden a practicar más sexo, pero también las mujeres suelen sentir más deseo sexual alrededor del periodo de ovulación, cuando suben los niveles de testosterona. El declinar de esta hormona con la edad va asociado a la reducción de todos los tipos de libido, incluidas las fantasías sexuales.


Bueno, espero que una vez leído esto no le digáis a vuestra pareja después de hacer el amor: "he tenido una sensación sumamente agradable producto del aumento de testosterona y la disminución consiguiente de serotonina". Más os vale.

El amor es química... y algo de amistad
Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias, el período de enamoramiento perdura de 2 a 3 años, incluso a veces más, pero al final la atracción bioquímica decae. Entre los 18 meses y los tres años su influencia disminuye drásticamente. De ahí, quizás, que muchas relaciones se vayan al traste en ese período de tiempo.
Eso sí, ¿qué hay de los amores duraderos?, ¿cómo se explica lo que le ocurre a las parejas que mantienen su enamoramiento durante décadas? Al parecer, hay un segundo proceso químico que determina el éxito de las relaciones a largo plazo. Se trata de un sentimiento de seguridad, comodidad y paz. Dicho estado está asociado a otra ducha química. En este caso son las endorfinas -compuestos químicos naturales de estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos- los que confieren la sensación común de seguridad comenzando una nueva etapa, la del apego. Dos hormonas ejercen aquí su influencia: la vasopresina y la oxitocina. Niveles altos de oxitocina y vasopresina pueden interferir con los caminos de la dopamina y la norepinefrina, lo cual puede explicar por qué con el tiempo la sensación de apego crece mientras que la locura apasionada del amor decae.

Vasopresina: también llamada "la sustancia química de la monogamia". Ciertos investigadores han observado que la supresión de vasopresina puede provocar que los machos abandonen su nido de amor y busquen nuevas compañeras.
Endorfinas: son compuestos bioquímicos que potencian nuestro sistema inmunitario, bloquean la lesión de los vasos sanguíneos, tienen propiedades anti-estrés y anti-envejecimiento, alivian el dolor y también ayudan a mejorar la memoria.
Cuando la relación de pareja se rompe se involucran ciertas sustancias químicas; el nivel de feniletilamina se derrumba y el cuerpo experimenta una especie de "síndrome de abstinencia" que coincide con el ansia de comer chocolate (rico en feniletilamina) que sienten muchas personas tras una ruptura.
El chocolate tiene el aminoácido esencial triptófano y éste produce feniletilamina, que eleva los niveles de serotonina y la producción de endorfinas en nuestro cerebro.
En las mujeres existe un mayor deseo de consumir chocolates o alimentos dulces que en los hombres, ya sea por razones emocionales u hormonales.
¿Sabías que según el libro Por qué Necesitan las Mujeres el Chocolate publicado en 1995, el 50% de la población femenina  prefiere el chocolate al sexo?. Otro sondeo -publicado en el verano del 2007- realizado a 1500 personas adultas en el Reino Unido por Chocolates Cadbury constata esta hipótesis... el 52% de las mujeres confirmaron su preferencia por el chocolate al sexo: según declaró una de las encuestadas "el chocolate no defrauda jamás". ¡Malditos Suizos!.

Y no podemos hablar del amor en el cine sin colgar alguna hermosa escena de amor. A mí me gusta esta 




Pero no nos hemos olvidado de lo que han dicho de nosotros. Así que valemos menos que una tableta de chocolate. ¡Ahora sí que me he enfadado!. Mi cuerpo ha comenzado a segregar adrenalina y adrenocorticotropina, la cual se encarga de producir la hormona del estrés (cortisol). El cortisol y la adrenalina son las responsables de la mayoría de los efectos producidos en la ira.

La testosterona también aparece ligada a la agresión y a la violencia. Hay que resaltar que un aumento de testosterona disminuye la presencia en el cerebro de la producción de serotonina, dando como resultado una inhibición en la producción de este neurotransmisor tan necesario en el ser humano para proporcionar paz, tranquilidad y felicidad. Lo paradójico de lo anterior, es que la inhibición que se produce es de tipo cruzado, es decir, si aumenta mucho la serotonina disminuye la testosterona produciendo “Calma Marina”, pero a su vez disminuye el apetito sexual.

Hablando de la ira he recordado esa gran película "Las uvas de la ira", basada en el libro de Jhon Steinbeck de igual título.
Resultado de imagen de las uvas de la iraEn ella vemos como el protagonista Tom Joad regresa a su hogar tras cumplir una injusta condena en prisión, pero la ilusión de volver a ver a los suyos se transforma en frustración al ver cómo los expulsan de sus tierras. Para escapar al hambre y a la pobreza, la familia no tiene más remedio que emprender un larguísimo viaje lleno de penalidades con la esperanza de encontrar una oportunidad en California, la tierra prometida.
Pero muy pronto la decepción les hará ver la realidad. Conocerán algunas personas que retornan del Oeste. Un hombre desilusionado, cuya esposa y dos hijos murieron en California, les explica por qué se solicitaron tantos trabajadores cuando las necesidades de los terratenientes se limitaban a algunos centenares.
Quizá necesite doscientos hombres, entonces habla con quinientos y ellos se lo dicen a otros, y cuando se llega al sitio, hay mil hombres. El tipo dice "Pago veinte centavos por hora". Y quizá la mitad se vaya. Pero aún quedan quinientos, tan hambrientos que trabajarían así fuese por un mendrugo de pan [...] Cuantos más hombres pueda conseguir, y más hambrientos estén, menos debe pagar.
Suponga que usted debe emplear un trabajador, y que sólo un hombre desea el empleo. Debe pagarle lo que pida. Pero suponga que hay cien hombres [...] Suponga que esos cien quieren ese empleo y que esos hijos tienen hambre. Suponga que una moneda de diez centavos compra al menos una papilla para esos hijos [...] Ofrézcales diez centavos y se matarán unos a otros por esos diez centavos.
¿Os suena a antiguo?
 «…y en los ojos de la gente se refleja el fracaso; y en los ojos de los hambrientos hay una ira creciente. En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, cogiendo peso, listas para la vendimia», John Steinbeck – Las uvas de la ira
Pero para acabar con buen sabor, os dejo con una absoluta obra de arte basada en esa gran novela.
"The Ghost of Tom Joad"

  
GRANDE, GRANDE, GRANDE BOSS


Esta entrada participa en el XXIV Carnaval de la Química alojado en el blog el zombi de Schrödinger

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