jueves, 4 de abril de 2013

Contaminación de suelos en Zaragoza

Hace varios años, en Zaragoza, la antigua fábrica de Tudor dejó un solar contaminado de plomo. Dejó 150.000 metros cúbicos tóxicos en un terreno de la avenida Navarra.

El análisis ordenado por la DGA en 1992 del terreno de la antigua fábrica de pilas y baterías Tudor para que su nuevo propietario, la empresa Sicione, pudiera construir allí el actual centro comercial Augusta, en la avenida Navarra, desveló que el solar de 44.000 metros cuadrados estaba fuertemente contaminado. Por sorpresa y de repente se conoció que los ciudadanos llevaban años conviviendo con 150.000 metros cúbicos impregnados de plomo en cantidades que superaban 50 veces los niveles máximos que permite ley. El solar fue rápidamente vallado.
En los más de 40 años que Tudor estuvo funcionando, sus materiales tóxicos habían sido depositados en una gravera en Villamayor; habían sido utilizados de relleno en la construcción del parque de Vadorrey; en parcelas de Montecanal se detectaron altos índices de plomo, y se supo que la empresa incluso había descargado escoria para compactar calles de Torrero cercanas a los Pinares de Venecia.
Tudor alegó que España carecía de normativa específica sobre suelos contaminados. Pero IU llevó el caso a la Fiscalía y los análisis realizados detectaron que el terreno tenía otros materiales, como mercurio, cadmio, cinc, cobre y níquel. Pero en niveles menores que de plomo, que acumulaba 479 toneladas.
 
 
Recientemente se ha desvelado otro caso de contaminación de suelos en Zaragoza. En el término municipal de Zaragoza, en el kilómetro 2,8 de la carretera de Castellón, pegado al depósito de vehículos de la Policía Local, al lado de un almacén de FCC y muy cerca de las cocheras de TUZSA, se han acumulado alrededor de 35.000 metros cúbicos de tierras contaminadas por plomo, níquel, mercurio, cianuros, litio, sulfuros y cadmio. La abandonada fábrica de Industrias Químicas Inorgánicas Virval, S.L. se asienta en una superficie de unos 10.000 metros cuadrados accesibles y abiertos, junto a huertas de alfalfa y en el terreno fluvial del Ebro. Y cuenta con varias construcciones ruinosas y transitables. En una de ellas se han amontonado cerca de 70 bidones de 200 litros cada uno presumiblemente de aceites y grasas peligrosas.
 
Que el vertedero se haya dejado abandonado, accesible y a su suerte no ha sorprendido a quienes a finales de los 80 y primeros de los 90 luchaban en la ciudad por el medio ambiente. Ya entonces se trataba de una fábrica obsoleta, que generaba olores y denuncias que originaron la exigencia de medidas correctoras.
 
El ayuntamiento ordenó las inspecciones allá por los años 85-90. Y después, el propio Ejecutivo aragonés incluyó a esta industria entre los quince puntos negros de Aragón en lo referente a suelos contaminados y a un plan que anunciaron en 1992 para limpiar los suelos contaminados por residuos industriales y restaurarlos. Un plan que necesitó de un informe sobre la generación de residuos industriales, para lo cual se identificaron los vertederos y las instalaciones peligrosas, entre ellas la Química de Virval. Y se anunciaron sanciones y medidas correctoras.
 
El hecho es que las fechas coinciden con el cambio de propietarios de la fábrica entre los años 1992 y 1993. Y es en este año cuando se produce la declaración de suspensión de pagos. En el 2006 aparece el cierre provisional con una ejecución de Hacienda en el 2008. Esta empresa se dedicaba a la fabricación de sales de bario y sulfuro de sodio (al menos así consta en sus pedidos), pero en su información mercantil pone como objeto social la extracción de minerales para productos químicos y fertilizantes.

Bidones que contienen productos tóxicos para la salud, dentro de las instalaciones.

La contaminación es tal que solo los niveles de plomo analizados de la tierra amontonada multiplican por 18 los permitidos. Así consta en un informe que hace tres años se envió al Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Aragonés.  Asimismo, y con los mismos datos, se acudió al ayuntamiento para informar de la situación con el objetivo de presionar para que los propietarios de los terrenos solucionaran el problema. Desde el ayuntamiento se recuerda, no obstante, que las competencias en suelos contaminados es del Gobierno de Aragón. De hecho, el mismo día de la publicación de la noticia en la prensa, la directora general de Calidad Ambiental ordenó el inicio de las inspecciones y el control de esta factoría, así como la recogida de muestras.

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