El 1 de Diciembre, después de casi 20 años de inacción, entró en vigor en la Unión Europea la prohibición de tres insecticidas muy peligrosos para las abejas. Aunque es un paso muy importante y decisivo, sin duda no es suficiente para que las abejas y el resto de polinizadores vuelvan a volar tranquilas y puedan seguir haciendo lo que mejor saben hacer, polinizar.
Es, sin duda, la demostración de la voluntad de la Comisión Europea de salvaguardar estos insectos imprescindibles para el equilibrio ecológico, para la agricultura y por lo tanto para que nuestros platos se puedan seguir elaborando con una diversidad de alimentos nutritivos y llenos de colores. Al menos una tercera parte de lo que comemos depende de la polinización y, en particular, de la efectuada por las abejas… ¡las más de 20.000 especies de abejas que existen en el mundo!
Sin embargo, la prohibición de los tres neonicotinoides (la clotianidina y el imidacloprid - el insecticida más vendido en el mundo - de Bayer y el tiametoxam de Syngenta) tiene muchos “peros”: se trata de una prohibición temporal (dos años a partir del día 1 de Diciembre) y parcial (no se aplica a todos los cultivos ni a todos los usos). Aquí puedes consultar un análisis exhaustivo de la prohibición.
Esta prohibición debe ser reforzada, debe ser permanente y total, además hay muchos otros plaguicidas peligrosos para las abejas y demás polinizadores, como los identificados en el informe de Greenpeace “El declive de las abejas”.
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