La contaminación del suelo es un problema ambiental cuya solución requiere del desarrollo de tecnologías eficaces y económicamente viables. En los todavía escasos inventarios realizados hasta el momento se detecta que los principales contaminantes son metales pesados y sustancias orgánicas tóxicas. La presencia de estos contaminantes en el suelo es un peligro potencial para la calidad de las corrientes de agua próximas a estos suelos contaminados.
El Grupo de Intensificación de Procesos Químicos y Medioambientales (INPROQUIMA) de la Facultad de Químicas de la Universidad Complutense, ha desarrollado la metodología para la aplicación de la oxidación química in situ (ISCO), utilizando diversos oxidantes en la remediación de suelos de distinta naturaleza con contaminantse orgánicos de diverso tipo (aromáticos, clorados, disolventes, etc).
Las tecnologías de remediación in situ, priorizadas por el R.D. 9/2005 se agrupan en:
- métodos con transferencia del contaminante y recuperación por el uso de métodos físicos
- métodos destructivos que emplean métodos químicos y biológicos
En la eliminación de compuestos orgánicos tóxicos, se pueden citar como métodos con transferencia del contaminante el lavado con disolventes, surfactantes y/o vapor, y como métodos destructivos destacan la biorremediación y la oxidación química in situ (ISCO). La contaminación por microorganismos, biorremediación, no es aplicable en muchos casos por requerir tiempos muy elevados, por una baja disponibilidad de oxígeno, o por la propia naturaleza poco biodegradable, o incluso biocida, de los compuestos a eliminar. Por el contrario, la oxidación química in situ (ISCO) es un tratamiento rápido y eficaz para un gran número de contaminantes orgánicos. Consiste en la introducción de un producto químico oxidante en el subsuelo con el fín de transformar los contaminantes de las aguas subterráneas o del suelo en especies químicas menos dañinas.
La oxidación in situ es, generalmente, menos costosa que otras tecnologías, tales como el tratamiento térmico in situ o el flushing utilizando surfactantes o co-solventes.
Esta tecnología, ISCO, no genera grandes volúmunes de residuos que deban ser eliminados o tratados, y se ejecuta durante un período de tiempo más corto que otras tecnologías como la biorremediación. Además los oxidantes empleados son inocuos, los contaminantes se eliminan sin transferirlos a otra fase, y el tratamiento de oxidación favorece la remediación natural posterior.
Se ha utilizado ISCO para la eliminación de muchos contaminantes orgánicos como los disolventes clorados, hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH's), hidrocarburos de petróleo, bifenilos policlorados (PCB's), plaguicidas y fitosanitarios, etc.
Existen distintos tipos de oxidantes usados, siendo los de mayor viabilidad el permanganato (MnO4-), el peróxido de hidrógeno (H2O2), el persulfato (S2O8 (2-)), y el ozono (O3). Éste último es menos efectivo en suelos debido a estar en fase gas. La efectividad de algunos de estos oxidantes, como el peróxido de hidrógeno o el persulfato, puede mejorarse por activación de los mismos con algún metal, siendo el hierro el más empleado. De esta forma se generan radicales hidroxilo (OH*) y/o persulfato, ámbos de gran poder oxidante.
Aunque también es posible el tratamiento off site, la oxidación química no requiere que se extraigan suelos o aguas subterráneas que se hayan contaminado. Se pueden perforar pozos a distintas profundidades en la zona contaminada, a través de los cuales se bombea el oxidante al interior del suelo. Cuando concluye el proceso de biorremediación debe quedar solo agua y productos químicos inofensivos. Si se quiere aumentar la velocidad del proceso de remediación se pueden bombear los oxidantes por un pozo, y extraerse por el otro, recirculando el oxidante.
Más información Contaminantes en terrenos contaminados típicos
Remediación suelos y aguas subterráneas. Generalidades
La oxidación in situ es, generalmente, menos costosa que otras tecnologías, tales como el tratamiento térmico in situ o el flushing utilizando surfactantes o co-solventes.
Esta tecnología, ISCO, no genera grandes volúmunes de residuos que deban ser eliminados o tratados, y se ejecuta durante un período de tiempo más corto que otras tecnologías como la biorremediación. Además los oxidantes empleados son inocuos, los contaminantes se eliminan sin transferirlos a otra fase, y el tratamiento de oxidación favorece la remediación natural posterior.
Se ha utilizado ISCO para la eliminación de muchos contaminantes orgánicos como los disolventes clorados, hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH's), hidrocarburos de petróleo, bifenilos policlorados (PCB's), plaguicidas y fitosanitarios, etc.
Existen distintos tipos de oxidantes usados, siendo los de mayor viabilidad el permanganato (MnO4-), el peróxido de hidrógeno (H2O2), el persulfato (S2O8 (2-)), y el ozono (O3). Éste último es menos efectivo en suelos debido a estar en fase gas. La efectividad de algunos de estos oxidantes, como el peróxido de hidrógeno o el persulfato, puede mejorarse por activación de los mismos con algún metal, siendo el hierro el más empleado. De esta forma se generan radicales hidroxilo (OH*) y/o persulfato, ámbos de gran poder oxidante.
Aunque también es posible el tratamiento off site, la oxidación química no requiere que se extraigan suelos o aguas subterráneas que se hayan contaminado. Se pueden perforar pozos a distintas profundidades en la zona contaminada, a través de los cuales se bombea el oxidante al interior del suelo. Cuando concluye el proceso de biorremediación debe quedar solo agua y productos químicos inofensivos. Si se quiere aumentar la velocidad del proceso de remediación se pueden bombear los oxidantes por un pozo, y extraerse por el otro, recirculando el oxidante.
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