Más de las dos terceras partes del polen que las abejas recogen de los campos europeos y llevan a sus colmenas para alimentarse están contaminadas con un cóctel de hasta 17 plaguicidas tóxicos diferentes en una misma muestra. Este es el sorprendente resultado de un nuevo estudio de Greenpeace. Los productos químicos detectados incluyen insecticidas, acaricidas, fungicidas y herbicidas. España, entre las más contaminadas. Es el país con más imidacloprid y se encontraron restos de un producto resultante de la degradación del DDT.
El informe La pesada carga de las abejas es un análisis de residuos de plaguicidas en el polen de panal (pan de abeja) y en el polen capturado a las abejas melíferas. Se trata del más grande de su tipo en Europa y abarca más de 100 muestras de 12 países recogidas en 2013. En total se detectaron 53 sustancias químicas diferentes, producidas probablemente por empresas de agroquímicos como Bayer, Syngenta y BASF. Con este informe se demuestra la alta concentración y una amplia gama de fungicidas encontrados en el polen recolectado alrededor de viñedos en Italia, el uso generalizado de insecticidas peligrosos para las abejas en el polen de los campos de Polonia, la intrigante detección de DDE (un producto tóxico, biocumulable resultante de la degradación del DDT y históricamente prohibido) en una muestra de España, y la detección frecuente del neonicotinoide tiacloprid, un insecticida neurotóxico, en muchas muestras de Alemania.
España ha participado en este estudio con 17 muestras, tres de pan de abeja y 14 de polen.Además del DDE, encontrado en una muestra, los resultados de España también destacan por ser en las que más se ha encontrado imidacloprid (cuatro de las seis muestras). Además, son las segundas donde más se ha encontrado clorpirifos (de 18 en total, cinco son de España), la muestra de pan de abeja con más residuos e incluso, entre otras muchas sustancias encontradas, una que no está autorizada en la UE (propargite) y otra que solo está autorizada en Italia (buprofezin). Greenpeace recuerda que en España están autorizados 319 productos claramente identificados como peligrosos para las abejas y que su amplio uso en la agricultura española, e incluso el de producto prohibidos o no autorizados las expone irremediablemente.
El informe de hoy confirma las conclusiones de un estudio llevado a cabo por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés). En su análisis, la EFSA reconoce enormes lagunas de conocimiento relacionadas con la salud de las abejas y los polinizadores, entre ellos los efectos de los 'cócteles' químicos, y pide a la UE y a los gobiernos nacionales que colaboren con una mayor investigación científica. Por ello, Greenpeace reclama a la Comisión Europea y a los responsables políticos de toda Europa que:
- Amplíe el alcance de las restricciones impuestas al uso de ciertos plaguicidas peligrosos para las abejas: clotianidina, imidacloprid, tiametoxam y fipronil, para que su uso sea totalmente prohibido.
- Prohíba totalmente el resto de plaguicidas peligrosos para las abejas y otros polinizadores (incluido el clorpirifos, cipermetrin y deltametrin).
- Ponga en marcha planes ambiciosos de acción a escala europea que permitan evaluar mejor el impacto de los plaguicidas en los polinizadores y reducir su uso.
- Fomente la investigación y el desarrollo de alternativas no químicas para el manejo de plagas y promueva la aplicación generalizada de prácticas de agricultura ecológica en el terreno.
Las plantas ornamentales están altamente contaminadas con plaguicidas tóxicos para las abejas e incluso con plaguicidas ilegales. Esta es la triste realidad que revela el reciente informe de Greenpeace Un Edén tóxico: venenos en tu jardín a través del cual se han analizado plantas ornamentales de 10 países europeos. Los resultados encontrados son demoledores: ¡casi el 80% de las plantas estaban contaminadas con plaguicidas tóxicos para las abejas y el 98% de las muestras contenían residuos de plaguicidas!
Además, muchas de las muestras estaban contaminadas con un cóctel químico que potencia los efectos tóxicos de estos plaguicidas, algo que no se tiene en consideración en las evaluaciones de riesgo que se llevan a cabo para autorizar estos productos, donde se evalúa cada sustancia individualmente y además no se tienen en consideración los efectos en los insectos polinizadores.
Incluso los tres neonicotinoides cuyo uso fue restringido el año pasado en la UE para evitar que las abejas estén expuestas a sus efectos dañinos, fueron encontrados en casi la mitad de las plantas. El imidacloprid, el producto estrella de Bayer, fue el más encontrado, pero también se encontró tiametoxam y clotianidina de Syngenta, entre otros productos.
Es necesario que aumente la oferta de plantas y semillas ecológicas. Esta es la única solución con futuro, para las abejas y para los seres humanos.
Greenpeace ha lanzado un sorprendente vídeo para dar a conocer la grave situación a la que se enfrentan las abejas: un cortometraje de animación en la que las abejas asumen el papel de activistas para protestar pacíficamente contra el uso de plaguicidas en la agricultura industrial.
Es fundamental proteger a las abejas y a otros polinizadores, ya que cerca del 90% de las plantas silvestres y un tercio de los alimentos que consumimos depende de la polinización de estos insectos. Proteger a las abejas es proteger nuestra alimentación.
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