La Fundación de Investigación, Desarrollo e Innovación en Medio Ambiente (Fidima), con sede en Estella (Navarra), ha desarrollado una patente de 'biofiltro' que tiene el objetivo de eliminar malos olores en instalaciones como granjas, vertederos o papeleras industriales.
La patente, que surge de un proyecto de I+D+i en el que se ha trabajado durante más de cuatro años, incorpora un residuo del sector de las tenerías (curtido de pieles) que permite que este filtro funcione durante igual o más tiempo que otros materiales y a un coste menor.
El 'biofiltro' es útil principalmente en grandes instalaciones, que habitualmente recurren a la filtración química. Fidima, con el apoyo de una empresa del sector de la filtración, diseñó una planta piloto que consiste en tres módulos conectados a través de los cuales la corriente de olor se transfiere hasta eliminarse y que fue probada en una granja del Valle de Yerri y en el vertedero El Culebrete, de Tudela.
El 'biofiltro' es útil principalmente en grandes instalaciones, que habitualmente recurren a la filtración química. Fidima, con el apoyo de una empresa del sector de la filtración, diseñó una planta piloto que consiste en tres módulos conectados a través de los cuales la corriente de olor se transfiere hasta eliminarse y que fue probada en una granja del Valle de Yerri y en el vertedero El Culebrete, de Tudela.
Los resultados fueron "muy positivos", ya que el filtro fue útil para eliminar compuestos biodegradables, como el amoniaco, los sulfídricos y los COV (compuestos orgánicos volátiles), estos últimos presentes también en disolventes o pinturas.
Actualmente, Fidima está negociando con una empresa de ingeniería para la venta de la patente, que permitirá que granjas, papeleras o vertederos minimicen sus olores, para lo que hasta ahora se han utilizado elementos como la corteza de pino o estructuras de plástico.
Actualmente, Fidima está negociando con una empresa de ingeniería para la venta de la patente, que permitirá que granjas, papeleras o vertederos minimicen sus olores, para lo que hasta ahora se han utilizado elementos como la corteza de pino o estructuras de plástico.
El 'biofiltro' además de su menor coste, asegura nutrientes (nitratos y fosfatos) para que la actividad de eliminación de olores sea efectiva en el tiempo. Además, al final de su proceso, puede emplearse como abono.
En los biofiltros la depuración la llevan a cabo una serie de microorganismos. Para poder aplicar este tratamiento, es necesario que se cumplan unas condiciones:
- Los contaminantes gaseosos deben ser solubles en agua y biodegradables
- La temperatura del gas debe estar comprendida entre 5 y 60ºC, aunque la temperatura óptima está entre 10 y 40ºC (si la temperatura es muy baja, la degradación biológica es muy lenta).
- El gas a tratar debe estar húmedo y no ha de contener sustancias tóxicas para los microorganismos
Los microorganismos captan y metabolizan directamente los compuestos gaseosos contaminantes que les sirven de nutrientes, expeliendo como producto de la digestión otros compuestos, CO2 y H2O básicamente, inocuos para el medio ambiente. El material biológico a utilizar debe estar húmedo, se puede decir, entonces, que la biofiltración es un tipo de absorción de gases contaminantes en películas líquidas seguida de una transformación biológica, aunque también intervienen procesos de adsorción sobre sustancias sólidas (bacterias).
Los biofiltros se utilizan especialmente para filtrar cantidades pequeñas de compuestos contaminantes en grandes volúmenes de aire, por lo que se requieren grandes superficies, ya que las alturas de los filtros no son muy elevadas.
La eliminación de los olores es uno de los campos donde los biofiltros han obtenido mejores resultados.
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