
Hace poco hablamos en un
post de los peligros del
mercurio, ahora podemos comentar que, el pasado 19 de Enero, más de 140 países reunidos en Ginebra han aprobado una nueva normativa internacional jurídicamente vinculante que regulará la contaminación por mercurio, un metal muy tóxico y dañino para la salud. El nuevo tratado, denominado Convención de Minamata, –en recuerdo a la ciudad japonesa que fue el centro de un brote de envenenamiento por
metilmercurio en la década de los años 50 y que provocó la muerte de 900 personas–, establece normas obligatorias y voluntarias destinadas a controlar la contaminación por mercurio. Se pretende regular el comercio y el suministro de mercurio, así como el uso del metal en productos y procesos industriales.
Debe ser ratificada por los diferentes Estados, por lo que podría tardar entre tres y cinco años en entrar en vigor, según informó el portavoz del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) Nick Nuttall.

Representantes del
Grupo de Trabajo Mercurio Cero, entre los que se encuentran
Ecologistas en Acción, han manifestado su satisfacción con el acuerdo, aunque se muestran precavidos ante las limitaciones del convenio, ya que presenta débiles controles sobre las emisiones de mercurio de las fuentes más importantes, como las centrales eléctricas de carbón.
Entre las disposiciones que incluye el texto están reducir el comercio, prohibir la minería primaria de mercurio, y eliminar este tóxico en la mayoría de los productos que lo contienen, como termómetros, aparatos de medición y baterías.
El tratado también trata el tema de la extracción de oro artesanal y en pequeña escala (ASGM por sus siglas en inglés), que es la mayor fuente de emisiones actualmente en el mundo.
El mercurio es un metal extremadamente volátil que puede ser transportado a grandes distancias una vez se ha emitido a la atmósfera. Este metal se transforma en metilmercurio, una potente neurotoxina, que se acumula en los peces y en los animales y los humanos que los consumen.

Hay que recordar que los termómetros de mercurio
pasaron a la historia en abril
de 2009. En esa fecha quedó prohibida la
comercialización de estos instrumentos en la Unión Europea,
según estableció una
directiva comunitaria aprobada en julio de 2007, que concedía a los Estados
Miembros de la Unión Europea un período de 18 meses para adaptar sus
legislaciones nacionales.
En concreto la normativa restringió la
comercialización
de aparatos de medición que contienen mercurio, salvo
aquéllos de más de 50 años y los barómetros, como consecuencia de los
riesgos nocivos de este elemento para la salud
y el
medioambiente. La directiva no afecta a aquellos
termómetros de los que ya se esté haciendo uso. Una vez finalizado su uso, los termómetros deben ser entregados
en un punto limpio
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