lunes, 12 de mayo de 2014

Impactos y riesgos del herbicida 2,4D


Este es un tema que recobra importancia, dado que se anuncian nuevos cultivos transgénicos resistentes a este herbicida. 

Este nuevo informe (Riesgos del herbicida 2,4-D) identifica varias fallas en la evaluación actual (y en curso) del herbicida 2,4-D. Fallas realmente preocupantes.

El herbicida 2,4-D es uno de los pesticidas sintéticos más antiguos. Salió al mercado en los años cuarenta y se convirtió tristemente célebre gracias a que formaba parte del compuesto químico defoliante Agente Naranja en la guerra de Vietnam. El herbicida 2,4-D es, hasta el día de hoy, utilizado ampliamente  en todo el mundo.


Durante la década de 1960, Monsanto fue el principal fabricante de Agente Naranja, un herbicida / defoliante utilizado como arma química en la guerra de Vietnam. La fórmula de Monsanto tenía niveles de dioxinas mucho mayores que el Agente Naranja producido por Dow Chemicals, el otro fabricante (por lo que Monsanto fue el acusado clave en la demanda presentada por veteranos de la guerra en los Estados Unidos). Como resultado del uso de Agente Naranja, Vietnam estima que más de 400.000 personas fueron asesinadas o mutiladas, 500.000 niños nacieron con defectos de nacimiento, y un máximo de 1 millón de personas quedaron discapacitadas o sufrieron problemas de salud, por no hablar de los efectos a largo plazo que lesionaron a más de 3 millones de soldados americanos y sus descendientes. 

En el 2011, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos recibió una propuesta de uno de los mayores productores del 2,4-D, la empresa DowAgroSciences referente a los granos de soja y maíz que han sido modificados genéticamente para tolerar el 2,4-D y otros herbicidas. Estas plantas modificadas han sido propuestas como una solución contra las “supermalezas” que se han vuelto resistentes al herbicida glifosato.


Durante la década de 1970 Monsanto fundó su división Agricultural Chemicals, para producir herbicidas, y uno en particular: RoundUp (glifosato). La propaganda de Monsanto es que puede erradicar “las malezas” un día para el otro.  La utilización de este químico aumentó cuando Monsanto introdujo las semillas “RoundUp Ready” (resistentes al glifosato), lo que permite a los agricultores a saturar el campo con herbicidas sin matar estos cultivos (transgénicos). Y aunque el glifosato inicialmente fue aprobado por organismos reguladores de todo el mundo, y es ampliamente utilizado en Argentina y Estados Unidos, más tarde fue prácticamente erradicado de Europa. El RoundUp ha sido hallado en muestras de aguas subterránea, así como en el suelo, y el mar, e incluso en las corrientes de aire y las lluvias. Pero por sobre todo en alimentos. Es uno de los causantes de la desaparición de abejas, y produce malformaciones, infertilidad, cáncer y destrucción del sistema inmunológico. Los estudios independientes demostraron efectos sobre la salud consistentemente negativos que van desde tumores y función orgánica alterada, hasta muerte por intoxicación.

Uno de los avances más peligrosos de la tecnología transgénica es el uso de cultivos resistentes a nuevos herbicidas, como resultado del desarrollo de supermalezas. 

Las malezas resistentes al glifosato han producido pérdidas muy importantes. La respuesta de las empresas es curar una falla tecnológica con más tecnología. En ese sentido la empresa Dow ha desarrollado sus transgénicos resistentes al herbicida 2,4 D. Recientemente anunció que para 2015 lanzará su soja tolerante a 2,4 D, glifosato y glufosinato de amonio.

Esta propuesta, especialmente sobre los granos de soja, puede incrementar tremendamente el uso de 2,4-D y consecuentemente incrementar los efectos adversos en la salud humana y el ambiente

Este nuevo informe identifica varias fallas en la evaluación actual (y en curso) del herbicida 2,4-D:

- No es claro si los productos 2,4-D contienen o no impurezas de dioxinasfuranos altamente tóxicos y de ser así, en qué medida,

- La absorción dérmica ha sido muy subestimada e incluso desconocida para el caso de los ésteres usados ampliamente, lo que conduce ana subestimación de la exposición de los usuarios de 2,4-D.

Estas fallas son realmente preocupantes. Las dioxinas y los furanos son carcinógenos humanos; disruptores endocrinos; permanecen en el ambiente y se acumulan en la cadena alimenticia.

Este informe no es exhaustivo, existen miles de estudios sobre el herbicida 2,4-D; muchos de ellos han sido escritos por los científicos de las compañías que los producen.

Este hecho causa una gran confusión porque podría asumirse que el interés económico conduce a que se produzca un sesgo hacia las publicaciones que no muestran efectos negativos. En consecuencia, esta confusión organizada hace imposible juzgar las propiedades carcinógenas de 2,4-D. 

Sin embargo si los productos que contienen 2,4-D presentan impurezas de dioxina, pueden ser considerados al menos como “posibles carcinógenos” y también disruptores endocrinos, por lo que causarían potenciales efectos negativos en la reproducción.


No hay comentarios:

Publicar un comentario