Siguiendo con las preguntas del foro al que hacía referencia en el post anterior, la siguiente cuestión era: la función de las empresas multinacionales en la adopción de la RSE a nivel mundial.
Y he recordado el Informe Lugano, uno de esos libros que los amigos se prestan y cuya audiencia aumenta gracias al boca a oreja y a las recomendaciones de críticos, blogs respetados y otras fuentes de información minoritarias.
Su fuerza narrativa parte de la habilidad de Susan George para presentar su ensayo como el encargo que realizan las clases dirigentes mundiales a un grupo de trabajo al que se encomienda un importante cometido: confeccionar un informe que identifique las amenazas que pesan sobre el capitalismo en el siglo XXI y estudiar las posibles soluciones.
Publicado en castellano por Icària Editorial e Intermón Oxfam, la obra (Informe Lugano: cómo preservar el capitalismo en el siglo XXI) incluye prólogo de Manuel Vázquez Montalbán y una alabanza del pensador Noam Chomsky en su contraportada: "Mediante un ácido ingenio y sombrías verdades, el Informe Lugano retrata brillantemente, a través de los ojos de sus imaginarios pero tan creíbles planificadores, un mundo hacia el que podríamos estar encaminándonos, lamentablemente."
El objetivo del informe es "identificar las amenazas que pesan sobre el capitalismo en el siglo XXI y estudiar las posibles soluciones".
Con esta coartada, la autora describe las estrategias empleadas por los poderes fácticos de las sociedades que dominan el planeta para, mediante el empleo de organismos económicos internacionales, intentar preservar el mundo lo suficiente como para que el capitalismo pueda seguir dominándolo.
Ya en el prólogo Montalbán elige uno de los suculentos párrafos a los que el lector llega casi asustado, sorprendido por la crudeza de un texto que no es percibido como ficción: "... la prescindibilidad está ascendiendo por la escala social. No se trata sólo de los indios brasileños, los pobres de Estados Unidos y otras tribus remotas, Ud., su familia, su profesión, su pequeña o mediana empresa, su comunidad, su hábitat natural empiezan a estar también en su punto de mira. Si las empresas transnacionales no responden de sus actos más que ante los propietarios del capital, si los gobiernos no pueden gravar con impuestos un dinero evanescente y móvil y ayudar a sobrevivir a los millones de personas que permanecen inmóviles, entonces hay que eliminar de alguna forma el exceso de esas personas o...".
Sobre la autora
Susan George, estadounidense afincada en Francia, es politóloga, presidenta del Observatorio de la mundialización y vicepresidenta de la Asociación ATTAC, fundada por el periodista gallego también residente en Francia Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique.
En El informe Lugano II: La autora vuelve a inquietarnos con otro documento secreto y revelador.
Desde esta perspectiva, George cree que los acontecimientos de los últimos años tienen que ver con una intención explícita por parte de quienes mandan para asentar su posición y conseguir aún más recursos. Que estamos inmersos en una guerra secreta y sigilosa de ellos contra el 99% de la población. Y la forman en que la van a ganar es la siguiente:
Austeridad perpetua
“El FMI publicó en 2010 un informe según el cual el PIB de los países de OCDE se había reducido un 5% a causa de la crisis. Se lo mandaron al G-20, que contestó con otro informe, que se supone que era confidencial, que aseguraba que el impacto negativo en el periodo 2008-2015 iba a ser del 20% del PIB. Creían que todo recorte de un euro sobre los presupuestos iba a tener una repercusión sobre el PIB de 50 céntimos. Ahora saben que el impacto real es de 1,7 euros. Lo saben pero no hacen nada, continúan con las mismas políticas económicas porque hay toda una ideología detrás”.
“Tendrá salarios más bajos, jubilaciones más pobres y descenderá su nivel de vida”. Veremos como la capa más amplia y estable de nuestra sociedad, la media, adelgaza irremediablemente, desplazándose hacia unas clases populares que volverán a ser absolutamente mayoritarias en la sociedad. Para George, si el plan de los poderosos se cumple, “las clases medias van a ser reducidas a una expresión mínima, y van a perder muchos derechos y libertades, los ganados con el estado del bienestar”.
“La democracia no es algo dado, algo que tengamos de una vez por todas, sino que tenemos que ganárnosla. Tiene que ver con la acción y no con la posesión. Y lo que es obvio es que está siendo atacada por todas partes. No hay más que ver cómo en España se modificó la constitución en muy poco tiempo y sin consultar a la gente. O cómo se gestiona el poder en la Unión Europea”. Eso sí, no habrá problema con la libertad de expresión. “Quienes mandan te dejarán decir lo que quieras. Podrás colgarlo en internet”.
A trabajar. En lo que sea y cobrando lo que sea
Según George, nos quieren llevar hacia la sociedad de la conformidad absoluta: “Si tienes un trabajo, confórmate, y si no lo tienes, búscalo, pero no te quejes”. Nos cuentan que los empleos no son competitivos en Occiddente por los costes laborales, pero lo que no cuentan es que los dividendos que se dan a los accionistas están creciendo, y que algunos de ellos exigen un 15% de rentabilidad anual sobre el capital".
Convertir las protestas en irrelevantes
Según George, “quienes mandan no están cómodos con las protestas y serían felices si no existieran porque temen que en algún punto se produzca una explosión o una ruptura social”. Sin embargo, eso no significa que los movimientos actuales estén cambiando radicalmente las cosas.
Se producirá más propaganda
“Hay una serie de ideas que los medios de comunicación nos han estado contando sobre la crisis y sobre lo que nos está ocurriendo que no se explican si no es desde la difusión de ideología. Nos han dicho continuamente que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, que la austeridad es el única solución y que los mercados son sabios y seguirán propagando esta clase de mensajes en el futuro”.
Este es el escenario que espera a la gran mayoría de la gente, asegura George, si la reacción no se produce. No hay nada irreversible, y los deseos de los que mandan, que no forman parte de una conspiración, sino del mundo del puro interés, no tienen por qué cumplirse. Pero, para eso, debe existir una resistencia más extendida. “Nadie va a ayudar a la gente común, lo tenemos que tener muy claro”.
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