Los
especialistas y usuarios reclaman, preocupados por los efectos sobre la salud de
los (CEM) campos electromagnéticos de los
móviles o del WiFi, entre otros, más estudios científicos e implicación por
parte de las administraciones públicas. Algunos de los realizados hasta la fecha
ofrecen datos preocupantes. Según las últimas estimaciones
para las sociedades modernas, la población electrosensible oscila ya entre el 3 y
el 5%, lo que eleva a unos 13 millones el número de europeos que sufren este
mal. En Suecia, primer país que aceptó la
electrosensibilidad como causa de baja laboral (invalidez física), la cifra de
afectados se eleva a 290.000.
En las personas sensibles a la exposición a CEM (campos electromagnéticos), encontramos que provoca síntomas como vómitos, dolor de cabeza, mareos, depresión, irritabilidad o pérdida de memoria a corto plazo. Algunos expertos creen que los afectados tienen un sistema inmunológico débil o que hay personas más sensibles a estos campos electromagnéticos. Al igual que el asma u otras alergias, no todas las personas son electrohipersensibles. Factores genéticos y medioambientales también juegan un importante papel.
Según
el Comité de Medio Ambiente, Agricultura y Asuntos Locales y Regionales de la
UE, "hay indicios suficientes o niveles de evidencia
científica de efectos biológicos nocivos, suficientes para invocar la
aplicación del principio de precaución y de medidas eficaces, preventivas
urgentes". De este modo, ha decidido proponer a los países
de la UE que tomen medidas sobre el uso de móviles y redes inalámbricas, y una
de ellas pasaría por prohibir ambos en guarderías y colegios.
Un grupo de científicos españoles de reconocido prestigio formuló lo que se conoce como "Declaración de Alcalá" (Abril de 2002) sobre Contaminación Electromagnética y Salud.
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