Las microalgas dinoflageladas se podrían utilizar como materia prima para obtener biodiesel de manera fácil y rentable. Esta es la conclusión de un estudio dirigido por científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona, en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, publicado recientemente en la revista Biomass and Bioenergy.
Un tipo de algas marinas poco exploradas hasta ahora, las microalgas dinoflageladas son, según el estudio, muy adecuadas para ser cultivadas con la finalidad de producir biodiesel.
Los científicos han llevado a cabo todo el proceso de producción en cultivos de exterior, con condiciones naturales, sin luz artificial ni temperatura controlada, en las condiciones que tendría un cultivo de muy bajo coste energético y siguiendo las fluctuaciones estacionales. Después de analizar pormenorizadamente todos los costes durante 4 años el resultado es prometedor: los cultivos de microalgas están cerca de poder producir biodiesel de manera rentable incluso en condiciones ambientales no controladas.
Entre los ajustes para mejorar la rentabilidad del proceso, los científicos apuntan la posibilidad de aprovechar la pasta orgánica sobrante de las algas (el glicerol y la pasta proteica que no se convierte en biodiesel) y la utilización de bombas de aire y de materiales de cultivo más eficientes.
Las microalgas dinoflageladas han demostrado ser un grupo muy prometedor respecto a otros grupos estudiados hasta la fecha. Se trata, además, de algas autóctonas del Mediterráneo, por lo que las posibles fugas de estas microalgas en una instalación no representarían problema ecológico alguno.
Biodiesel de tercera generación
La posibilidad de crear energía a partir de hidrocarburos extraídos de organismos como el fitoplancton marino, el llamado biodiesel de tercera generación, tiene varias ventajas. En primer lugar, las algas rinden lo mismo ocupando sólo entre un 4 y un 7% de la superficie que ocuparían los cultivos terrestres, gracias a la elevada concentración de energía por célula.
Tampoco requieren agua dulce para su mantenimiento, basta con agua del mar, lo que las hace viables incluso en zonas desérticas o con problemas de aridez, cercanas a la costa. Además, las algas marinas no son, a priori, alimento para seres humanos, por lo que se evita el problema ético de crear monocultivos dedicados a generar combustible en lugar de a la producción de comida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario