El permafrost es el suelo que permanece por debajo de 0 ºC durante más de dos años. Este fenómeno se produce en las regiones de mayor latitud o en la alta montaña, lugares donde el calor del verano no llega hasta la parte interna del suelo en suficiente cantidad como para derretir ese hielo. El permafrost es continuo en una cuarta parte de la superficie terrestre de la Tierra, cubriendo buena parte de Alaska, Canadá y Siberia. Según la región y el clima, el espesor del permafrost puede variar desde unos pocos metros hasta varios cientos de metros.
Los suelos de permafrost están llenos de carbono orgánico. Se calcula que contienen unas 1.700 toneladas, lo que equivale a casi el doble de la cantidad total de carbono que hay en la atmósfera hoy en día. Cuando el permafrost se derrite, la descomposición de la materia orgánica aumenta por la mayor actividad microbiana, lo que provoca que gran cantidad de carbono se libere a la atmósfera en forma de dióxido de carbono (CO2) y metano.
Un reciente estudio ha calculado que una décima parte de la reserva de carbono que contiene el permafrost podría liberarse en 2100 a no ser que el calentamiento global se mitigue. Esa cantidad equivale a 20 años de emisiones de CO2 por las actividades humanas al ritmo actual. En otras palabras, nos acerca peligrosamente al punto de inflexión climático, al aumento en 2 ºC de la temperatura media de la Tierra.
Un reciente estudio ha calculado que una décima parte de la reserva de carbono que contiene el permafrost podría liberarse en 2100 a no ser que el calentamiento global se mitigue. Esa cantidad equivale a 20 años de emisiones de CO2 por las actividades humanas al ritmo actual. En otras palabras, nos acerca peligrosamente al punto de inflexión climático, al aumento en 2 ºC de la temperatura media de la Tierra.
El calentamiento se retroalimenta
El aumento de la temperatura hace que se descongele el permafrost, lo que, a su vez, contribuye al efecto invernadero y, por tanto, también al calentamiento global. El sistema se retroalimenta. Los científicos han ido a las cuevas en el norte de Siberia para examinar estalactitas y estalagmitas formadas a partir de agua derretida durante más de medio millón de años y encontraron que el umbral para la descongelación está en unos 1,5 ºC por encima de los niveles preindustriales.
El mundo se ha calentado desde que empezó la Revolución Industrial alrededor de 0,8 ºC y se espera que aumente 0,6 ºC más aunque dejáramos de emitir carbono a la atmósfera, ya que hay factores que el ser humano no puede controlar, como la acumulación de calor en los océanos. Así que el mundo se encamina a un deshielo global y, por consiguiente, a más emisiones de carbono liberadas a la atmósfera.
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