La nueva directiva completa la definición de una política energética europea que va a estar marcada hasta 2.050 por objetivos muy ambiciosos de consumo de renovables, ahorro de energía y reducción de emisiones de CO2. Se crean instrumentos para cumplir los objetivos europeos del 20% de ahorro de energía en 2020 y del 50% para 2050. Los organismos públicos deberán reducir drásticamente su consumo, debiendo reformar cada año el 3% de sus edificios para conseguir estos objetivos.

La nueva directiva es coherente con las ya vigentes de Renovables y de Eficiencia Energética de Edificios, aún por trasponer a nuestro ordenamiento jurídico, ya que los objetivos de ahorro de energía se apoyan en una mayor penetración de las energías renovables y de la cogeneración.
Hay aspectos positivos e importantes que deberán traducirse en nuevas normas que los regulen y que se refieren a la facilitación de auditorías independientes para PYMES y hogares y de contadores individuales que faciliten el balance neto con información real en tiempo real y con sistemas de autolectura. La directiva incorpora el autoconsumo tal y como también hace la directiva de eficiencia energética de edificios. Especial prioridad tendrá la cogeneración y microcogeneración y su aplicación en los sistemas urbanos de calefacción y refrigeración.
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