La nueva directiva completa la definición de una política energética europea que va a estar marcada hasta 2.050 por objetivos muy ambiciosos de consumo de renovables, ahorro de energía y reducción de emisiones de CO2. Se crean instrumentos para cumplir los objetivos europeos del 20% de ahorro de energía en 2020 y del 50% para 2050. Los organismos públicos deberán reducir drásticamente su consumo, debiendo reformar cada año el 3% de sus edificios para conseguir estos objetivos.
En el texto aprobado se establece que para 2014 se deberá elaborar una “Estrategia Nacional de Rehabilitación” del parque de edificios, tanto públicos como privados; se encomienda a los estados miembros la evaluación y medidas para eliminar las barreras que se opongan a la eficiencia energética y facilitar mecanismos de financiación a través de la creación de un “Fondo Nacional de Eficiencia Energética” para respaldar los proyectos de ahorro de energía y se determina que a partir de 2014 se deberá presentar un “Plan Nacional de Acción para la Eficiencia Energética” que contenga y evalúe medidas, ahorros e inversiones.
La nueva directiva es coherente con las ya vigentes de Renovables y de Eficiencia Energética de Edificios, aún por trasponer a nuestro ordenamiento jurídico, ya que los objetivos de ahorro de energía se apoyan en una mayor penetración de las energías renovables y de la cogeneración.
Hay aspectos positivos e importantes que deberán traducirse en nuevas normas que los regulen y que se refieren a la facilitación de auditorías independientes para PYMES y hogares y de contadores individuales que faciliten el balance neto con información real en tiempo real y con sistemas de autolectura. La directiva incorpora el autoconsumo tal y como también hace la directiva de eficiencia energética de edificios. Especial prioridad tendrá la cogeneración y microcogeneración y su aplicación en los sistemas urbanos de calefacción y refrigeración.
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