martes, 6 de noviembre de 2012

Expertos españoles y japoneses se reúnen en la Universidad de Zaragoza para avanzar en el uso de la nanociencia y nuevos materiales en desafíos medioambientales

El Instituto de Nanociencia de Aragón (INA) acoge hasta el miércoles unas jornadas dentro de un proyecto internacional, en el que también participa el Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA)

Investigadores de ambos países buscan mejorar el rendimiento de los dispositivos electrónicos usando el efecto spin-Seebeck, un nuevo fenómeno físico del campo de la termoelectricidad.
 

El efecto Seebeck es el paradigma de la termoelectricidad y permite el desarrollo de termopares (sensores de temperatura). En 1821 Seebeck construyó un cable conductor de electricidad uniendo entre sí dos cables de diferentes materiales y observó que al calentar uno de sus extremos aparecía una corriente eléctrica y un campo magnético inducido. A la inversa, una diferencia de temperatura entre los extremos de un imán (material ferromagnético) provoca la aparición de una diferencia de potencial y una corriente eléctrica, incluso en imanes fabricados con materiales semiconductores y aislantes. Se publica en Nature la primera observación del efecto Seebeck en un material que no es magnético (antimoniuro de indio, InSb), aunque a baja temperatura (por debajo de 40 Kelvin). Los autores del artículo afirman que la corriente eléctrica se produce gracias a la inversión del espín de los electrones en el material, por lo que han bautizado al fenómeno como efecto Seebeck de espín. En materiales magnéticos el sentido de la corriente eléctrica viene determinado por la dirección de la magnetización, pero en el nuevo efecto solo depende de la dirección del gradiente de temperatura.
El efecto Seebeck de espín (SSE) en materiales ferromagnéticos se asocia a la interacción entre los fonones (vibraciones de la red cristalina) y los magnones (excitaciones de los momentos magnéticos de espín); los fonones impulsan a los magnones a cambiar su estado de equilibrio generando una corriente de espín que polariza los electrones del material, efecto que puede ser detectado como una corriente eléctrica gracias al efecto Hall de espín inverso.
Este nuevo descubrimiento combina espintrónica y termoelectrónica, en lo que se suele llamar termoespintrónica, se cree que tendrá aplicaciones en la industria de los ordenadores para desarrollar sistemas que aprovechen el calor disipado para almacenar información o realizar ciertas labores de cómputo. Por supuesto, estas aplicaciones a largo plazo aún estas lejos, siendo el mayor inconveniente que todavía no se entienden bien los detalles íntimos del efecto Seebeck de espín.

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